sábado, 10 de octubre de 2015


CONSIDERACIONES SOBRE "REGRESIÓN"

"Tesis", "Abre los ojos", "Los otros", "Mar adentro", "Ágora" y, ahora, éste "Regresión" conforman la filmografía de Alejandro Amenábar, uno de los más influyentes directores de cine españoles pero que siempre me ha dejado algo frío.
Tras su espléndido debut, que además convirtió en millonario a su productor José Luis Cuerda para poder emitir sus delirantes "peroratas progresistas", lo que cada vez deja mas claro que para ser "progre" hay que se rico, Amenábar ha construido un mundo sugerente pero con ciertas lagunas. Por lo menos en mi opinión.

Sus historias me interesan, transitando entre el fantástico, el terror o un argumento tan de mi gusto como el de "Ágora", sobre Hipatia de Alejandría. El problema es el sectarismo de su discurso, ya que desde "Los otros" todos sus largometrajes giran en torno a la crítica de la religión, aunque solo la cristiana (en todas) y la judía (en "Ágora"). Y aunque pueda estar de acuerdo en su postulado al ser ateo, no soy en absoluto anticlerical, pues he conocido en mis viajes, imagino que no tantos como el Sr. Amenábar, a gente de iglesia (mayormente católica) a los que no les llego "ni a los tobillos" en cuanto compromiso y dedicación a los demás. Supongo que es lo malo de una visión única. Se pierde el pensamiento crítico en aras de la ideología. Tema que, por cierto, trata "Regresión.
No es ninguna novedad y sigue el camino de sus predecesoras, aunque sin llegar a las cotas de sensiblería y el discurso vacío de "Mar adentro" o ridículos tan espantosos como "La mala educación" de Almodóvar, con su bochornosa crítica al catolicismo y sus abusos o la inenarrable "El reino de los cielos" de Ridley Scott, donde quien aportaba la cordura y la ilustración eran Saladino y el islam, religión que, como todos sabemos, propugna valores de lo más oscuros y antidemocráticos. "Regresión" los supera, ya que compone un cuadro de interés sobre la histeria colectiva y su capacidad de influir en una comunidad. Bien narrado pero sin mucha sorpresa, pues a mitad de metraje sabemos el desenlace.
Los actores cumplen, encabezados por un Ethan Hawke y una de sus composiciones de obsesionado investigador, en la línea de "Sinister", una aparente fragilidad en Emma Watson, el glacial David Thewlis y los más histriónicos Dale Dickey, David Dencik y Lothaire Bluteau, bien secundados por el resto del plantel. En el capítulo técnico, mucho nombre español en los principales puestos que resuelven a la perfección sus diferentes cometidos.
Lo que más me ha llamado la atención de lo reflejado en "Regresión" es la figura del psicólogo, persona que cree como ciencia lo que es mera hipótesis y que como el reverendo no duda de su impresión, aunque los dos estén equivocados. Es tal su capacidad como "médico de la mente" que incluso receta pastillas psiquiátricas, vieja aspiración de los miembros de este sector en España. Popper determinaba como condiciones para definir ciencia el principio de falsabilidad y Gustavo Bueno lo definía en su "teoría del cierre categorial". Visto los derroteros actuales de la psicología, donde apenas hay voces críticas contra el conductismo, siendo silenciadas como "blasfemias", como sucede con el cambio climático, no tengo ninguna duda que el pensamiento débil se ha apropiado del orbe y muy poco se puede hacer de momento. De hecho, cuando aparece una noticia sobre algún comportamiento no habitual, de inmediato un psicólogo, normalmente psicóloga segun que casos, explica con vehemencia y sin dudas el por qué de esa situación, aportando como solución al problema enfermedades y patologías de todo tipo. La regresión se demostró falsa. Veremos que sucede en el futuro.

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