viernes, 29 de agosto de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "MOBY DICK"

Llevaba desde el año pasado sin hablar de libros en esta bitácora. Sea porque suelen ser las menos visitadas o por no tengo muy claro el motivo, lo que si es seguro es que había que remediarlo, así que vuelvo a los grandes "totems" de la literatura y novelas que han marcado mi vida.
Esta sección tenía hasta ahora dos títulos: el "Ulises" de James Joyce y "En busca del tiempo perdido" de Marcel Proust. Imagino que con el tiempo sumaré más novelas pero de momento añado el "Moby Dick" de Herman Melville.

Una novela que leí bastante mayor, recién cumplidos los treinta y que a pesar del esfuerzo que exige algunos capítulos, me enganchó desde sus primeras páginas. Y digo que exige esfuerzo, pues en más de un momento, se convierte en un tratado sobre los distintos tipos de ballenas, su caza y distintos aspectos de la vida del marinero en un estilo enciclopédico o de ensayo científico pero a pesar de lo que diga buena parte de los lectores, nunca me ha importado y no me imagino "Moby Dick" de otra forma.
Narrada en primera persona, impagable el inicio con ese "Llamadme Ismael" (Call me Ishmael)", se centra en la búsqueda mítica de una ballena blanca asesina por parte del capitán Ahab, un vengativo marino que perdió su pierna ante el Leviatán y que embarca a toda la tripulación del  "Pequod" para dar caza al monstruo. Desde el inicio sabemos que la odisea va a ser un fracaso.
Siempre he dudado si "Moby Dick" es más un drama o una tragedia, la diferencia es si los personajes tienen capacidad de elección o si están marcados por el destino, como he explicado en alguna ocasión. me inclino más hacia la segunda opción, pues desde la salida del puerto de Nantucket, pensando que solo van a cazar los gigantes mamíferos, están condenados a la sed de venganza del capitán Ahab, un ser despiadado, con grandes conflictos internos y que parece extraído de alguno de los personajes de las tragedias de Shakespeare. Frente a él, una tripulación multinacional, una pequeña "torre de Babel", bien definida y que sabemos que no va a salir bien parada. De ahí la grandeza de estar escrita en primera persona, pues sabemos que por lo menos Ismael se salvará de la epopeya.
Es mi idea, aunque Harold Bloom en su imprescindible "El canon occidental", afirma que todos los marineros deciden seguir libremente a Ahab, incluso el reticente primer oficial Starbuck, lo cual me llena de dudas, aunque el carácter trágico de Ahab con su única visión de la vida si parece estar claro.
Esta es de las pocas grandes novelas que he visto la película antes de leerla, y la verdad no me importa, pues John Huston dirige un "Moby Dick" que poco tiene que ver con el libro, centrándose en la pura aventura sin profundizar mucho más. Son lenguajes distintos y como tal cosas diferentes. Lo único que mejora es la secuencia donde el pastor que interpreta Orson Welles, se enfrenta a su sermón desde un altar en forma de proa de barco, lo cual no aparece en la novela y es un recurso espectacular, aunque siempre me he preguntado el por qué Orson Welles no fue Ahab, ya que a Gregory Peck el papel le quedó grande y no fue creíble.
Y hablando de pastores, altares e iglesias siempre me ha entusiasmado la visión religiosa del libro. Las referencias son constantes pero no está tratado desde el Nuevo Testamento y la idea de "Dios es amor". Aquí aparece el Dios justiciero y vengador del Antiguo Testamento, "La ira de Dios", e imagino por el tono del libro, con la muerte acechando en cada página, ya sea por el mar, los elementos o las terribles ballenas, se parece más a Jonás y la ballena, Sodoma y Gomorra, las plagas de Egipto o la destrucción de las murallas de Jericó que a cualquier milagro o buena acción del Cristo. Y no lo voy a negar, es un tono que me emociona. Suficientes motivos para incluir a "Moby Dick" entre las grandes historias en negro sobre blanco que han pasado por mis manos. Algo importante en mi educación como lector.

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