jueves, 24 de julio de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "EL AMANECER DEL PLANETA DE LOS SIMIOS"

Un seguro taquillazo. Supongo que a nadie le extrañará. Viene precedida del éxito de "El origen del planeta de los simios" y buena parte del público esperaba ansiosa esta continuación que sin llegar a los límites de perfección de su antecesora, es un producto magnífico y muy bien elaborado.
Y encabezo la entrada así porque "El origen del planeta de los simios" me pareció la gran sorpresa del año 2011. Una estupenda película, narrada con gran acierto y en la que apenas puedo encontrar casi ningún defecto evidente, salvo la "pobre" Freida Pinto, con uno de esos papeles de "chica florero" con los que de vez en cuando Hollywood nos sorprende. Todavía recuerdo el vergonzante ejemplo que sería el personaje de Liv Tyler en "Armageddon".

Habría que decir que otro de los defectos más evidentes en esta que nos ocupa es ese, ya que Keri Russell no aporta nada a la cinta y se limita a ser la "acompañante mona" del protagonista Jason Clarke. Aparece también un adolescente sin demasiado peso en la trama, pero imagino que todo se da para que el protagonista humano tenga familia y así elevar el conflicto dramático. Y hay que decirlo. El guión tiene múltiples aciertos, manteniendo a los dos escritores de la primera precuela; Rick Jaffa y Amanda Silver a los que se les une Mark Bomback. Sin llegar a la emoción que transmitía su predecesora, lo cual por otro lado se antoja muy complicado, mantiene un tono clásico, con actos muy delimitados y muchos conflictos abiertos que pueden recordar desde las tragedias de Shakespeare hasta los hechos más significativos de la antigua Roma, como la quema de la "Citta eterna" por parte de Nerón.
Aunque buena parte de culpa la tiene el excelente hacer de Matt Reeves, un auténtico mago de la cámara, que demuestra que el buen hacer de "Monstruoso" no fue "flor de un día" y dirige una auténtica lección de ritmo y puesta en escena. Ejemplos claros los podemos ver, en cierto momento donde se toma una fortaleza, con la cámara situada desde una torreta de un carro de combate y desde ese punto de vista en plano secuencia, la victoria más parece sacada de un videojuego que de un pedazo de celuloide, con un resultado sorprendente en lo visual y arriesgado en su planteamiento o el atentado a César que no es casual que me recuerde tanto al "Julio César" de William Shakespeare. Un nombre que hay que tener muy en cuenta.
Todo el capítulo técnico, por descontado, es de una factura brillante, comenzando por los efectos especiales, integrados de forma magnífica en la acción. Tan bien integrados que hasta se olvida que los simios son creados por ordenador y actores con captura de movimiento. En este último punto, sobresale Andy Serkis como César, aunque el malvado Koba es otro prodigio. Buena ayuda para la ambientación se consigue con la intrigante luz de la fotografía del veterano Michael seresin, que no en vano, firma trabajos tan sobresalientes e inquietantes como "El expreso de medianoche", "El corazón del ángel" o la mejor entrega de Harry Potter, que en mi opinión es "El prisionero de Azkabán". Si a esto sumanos la grandeza del músico de cabecera de J.J. Abrams; Michael Giacchino y el excelente montaje de William Hoy y Stan Salfas, nos dan como resultado ciento treinta minutos de deleite visual y una de las propuestas a tener más en cuenta del verano. Y además sale Gary Oldman.
Eso sí; deja estupefacto la dicotomía empleada en el alegato ecologista de la historia, ya que vemos que el progreso conlleva la destrucción de la raza humana y los simios mucho menos evolucionados tecnológicamente, conviven en armonía, merced al caudillato de su líder César. Cuando este cae en desgracia, otro simio llamado Koba, curioso, ya que era el apodo de Stalin. toma el poder con una revolución armada, sojuzgando y creando extensas prisiones a fieles al antiguo jefe y humanos. Solo acabará con un nuevo golpe de estado al nuevo tirano.Mientras tanto simios y humanos se limitan a cumplir los desempeños encargados por sus líderes. Curiosa metáfora de los tiempos que vivimos donde la libertad es un termino "a la baja", mientras que aunque denostemos a los políticos, lo único que parece querer la población es más estado, menos responsabilidad y más dádivas a cambio de nuestra libertad. Y no me gusta esto.

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