sábado, 12 de julio de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "EL ABUELO QUE SALTÓ POR LA VENTANA Y SE LARGÓ"

Disparatado título el de esta cinta sueca, basada en el celebérrimo best seller de Jonas Jonasson y de título homónimo, que en clave de humor parece que quiere contar bastante más de lo que parece a primera vista, aunque el resultado sea irregular.
Y es que con la película me ha sucedido lo mismo que con la novela; entretenimiento ligero que en más de un momento ha conseguido provocarme una sonrisa pero a los que le achaco unas pretensiones que no terminan de despegar. Muy buenas ideas pero da la sensación que podría exigírsele un resultado mucho más apetecible.

Lo que está claro, es que es un producto digno, bien filmado por Felix Herngren y magníficamente interpretado por Robert Guftarsson y que se encuentra sometido a su divertida sinopsis, al narrar una imposible historia  de gangsters, en la piel de un anciano que al cumplir cien años, se escapa de la residencia para acabar en un robo a una banda internacional de malhechores, conocer a otros personajes tan extremos como él y recordar su vida, donde gracias a su afición a los explosivos, vive momentos históricos, alternando con Franco, Stalin, Oppenheimer, Truman o un hermano de Einstein, tan parecido en lo físico como opuesto en lo intelectual. El guión sigue los pasos del libro en el que se basa y Felix Herngren y Hans Ingemansson, se dedican a realizar una adaptación pulcra, enfatizando el "humor negro", una de las principales virtudes de la narración.
Puesta en escena aseada, donde nadie destaca pero tampoco nada chirría y no se por qué, supongo que por el "parecido razonable" en el argumento, me ha recordado a "Forrest Gump", aunque sin los técnicos de la oscarizada película de Robert Zemeckis. Aún así, se pasa un buen rato y su más de hora y cincuenta minutos se hacen muy amenas, con lo complicado que es conseguir eso en una comedia.
Donde si han "echado el resto" es el reparto, pues no es sencillo conseguir un buen casting para representar un grupo de personajes tan variopintos, extravagantes y que consigan la risa. ya he dicho antes, que están encabezados por Robert Guftarsson, muy bien caracterizado y que es quien lleva el peso de la historia, aunque los secundarios ayuden a levar la empresa a buen puerto. y aquí, no quiero dejar pasar la ocasión para mencionar a Mia Skäringer, una actriz pasada de peso, muy alejada de los canones de belleza tradicionales pero que me ha resultado de lo más atractiva, por lo extraño de ver a una chica rolliza como objeto de deseo. Tan raro de ver, que aplaudo la idea, pues pudieron haber variado ese personaje sin ningún miramiento.
Y es que parece que lo único importante es aparentar ante los demás y el cine es fiel reflejo de ello. Esa imagen de triunfador que parece que obliga a tener la mejor mujer, la mejor casa, el mejor coche, el mejor trabajo y la mejor vida. Me doy cuenta de como la gente a mi alrededor juzga a los demás pero sin el espíritu crítico sobre si mismos. Algo que podríamos encontrar en los demonios interiores de algún personaje de Bergman, gran referente del cine sueco y uno de mis directores favoritos, como ya dejé claro en la entrada dedicada a Estocolmo. Hasta ahora, junto a Victor Sjöstrom, era la punta de lanza del cine escandinavo, pero en los últimos años empiezan a aparecer "taquillazos" que nos llegan desde ahí como fue el caso de la trilogía de Millenium o esta que nos ocupa. Por no hablar de la novela negra, donde ocupan la lista de los libros más vendidos y entre mis favoritos están los de Wallander. ¡Para no tenerlos cuenta!

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