martes, 3 de junio de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "MALDITOS VECINOS"

Dentro del subgénero de juergas universitarias y fraternidades se han filmado estupendos largometrajes como "Desmadre a la americana", otros entretenidos, muchos flojitos y muchas horrorosas. Esta que nos ocupa se encontraría en el tercer lugar del escalafón. Película muy fácil de ver, con muchos defectos y fácil de olvidar.
Y eso que el trailer era sencillamente genial y fue el motivo que me llevó al cine. Parecía "a priori", una cinta muy divertida con numerosos e hilarantes gags. El problema reside que los mejores, y casí los únicos, se encuentran contenidos en dicho trailer, aunque "Malditos vecinos" se deja ver, si uno no exige demasiado y su falta de pretensiones hace agradable su visionado.

Argumento sencillo, pero eficaz: Una, no tan, joven pareja parece haber conseguido el sueño americano. Tras un pasado de diversión, han "sentado la cabeza", se han casado, han tenido una niña pequeña y se han mudado a una casa unifamiliar en un buen barrio de uno de los pueblos del extrarradio metropolitano que tantas veces hemos visto en el cine estadounidense. Todo parece perfecto. hasta que justo enfrente se instala una fraternidad universitaria capitaneada por un guaperas vividor. Intentan llevarse bien pero por las continuas fiestas y por un desliz, comenzaran una serie de sabotajes para conseguir expulsar al unido matrimonio o a la ruidosa fraternidad.
El problema reside en que pocos de los chistes son realmente buenos e hilarantes y la gran mayoría transitan entre lo escatológico y lo genital. Aún así, es simpática y la pareja protagonista está muy bien elegida con unos Seth Rogen y Rose Byrne que funcionan muy bien como cómicos, aunque en más de un momento se limitan a hacer esa supuesta gracia del cine americano, que consiste en que los adultos se comporten como niños, en este caso como adolescentes. Cosa que hemos visto sobre todo en las comedias televisivas. les acompañan unos correctos, aunque algo "sosos", Zac Effron, del que aprovechan su físico para que enseñe pecho y músculos a la mínima ocasión y Christopher Mintz-Plasse y aparece por ahí, Lisa Kudrow, la eterna Phoebe de "Friends".
Sobre la dirección y demás aspectos técnicos. Nada malo ni nada valorable. Competente su realizador Nicholas Stoller, aunque sin nada destacado en su puesta en escena, dejando todo el peso al argumento y la actuación de los intérpretes. Guión previsible y con exceso de testosterona y chiste fácil a cargo de Andrew J. Cohen y Brendan O´Brian y poco más, salvo algunas canciones pegadizas de su banda sonora.
Y es que imagino que hace años que no soy el público a quien va dirigido éste tipo de productos, ya que dejé los veinte años hace mucho tiempo. Me veo más ahora, como la pareja protagonista, intentando poder vivir en un unifamiliar porque aunque lo que se cuente sean los problemas con los vecinos, es bastante más fácil tenerlos en un piso, como vivo, que en un chalet apartado de la civilización. Aunque aquí llegan mis contradicciones, pues he sido educado como urbanita e imagino que acabaría echando de menos un poco de ajetreo, pues es curioso que a pesar de vivir, muy bien por cierto, en El Puerto de Santa María, donde esta tarde pienso ir a leer a la playa, necesito de vez en cuando una huida a alguna gran ciudad para realizarme. Así empiezo a ser, una enorme contradicción. Quiero y no quiero. necesito y no necesito. Ójala algún día llegue al fin de este camino y se alejen las dudas. Estoy en ello.



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