domingo, 18 de mayo de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "PRISON BREAK"

Llevaba bastante tiempo sin hablar de series de televisión, concretamente desde la entrada dedicada a "Perdidos", así que ya tocaba. Y a a que me refiero hoy, es una serie, con una de las mejores temporadas de la historia. Hablamos de "Prison break".
Y es que su primera temporada es de las que no se olvidan, con un ritmo antológico y una trama tan compleja como sugerente. Fue creada por Paul Scheuring y durante cuatro temporadas nos tuvo en vilo con las andanzas de los hermanos Burrows y Scofield.
Y en realidad es su gran éxito, pues "Hora cero" no llegó a buen puerto e incluso se atrevió con el remake americano de la alemana "El experimento", que por desgracia no he visto, su única incursión como director en pantalla grande.
De las cuatro temporadas, como dije antes, la primera es una genialidad absoluta, narrando la historia de un condenado a muerte injustamente por un asesinato que no ha cometido, al que su hermano intenta salvar, organizando una fuga desde el interior de la prisión, con los planos tatuados de la cárcel, su experiencia como ingeniero y la ayuda de una abogada desde el exterior. Los veintidos episodios de esta primera parte, duran menos de cuarenta y cinco minutos, pero condensan una gran cantidad de información y un buen puñado de personajes secundarios, alguno de ellos de los que no se olvidan con facilidad, como el villano T-Bag y un guión alambicado pero construido con maestría y en el que apenas hay un momento de respiro. Todo enlazado a la perfección y observamos como el plan de fuga, cada vez tiene más personas, hasta los últimos episodios que son un compendio de buen hacer.
Tras la espectacular primera temporada, su continuación huyendo de la organización que los persigue y de un agente del FBI que irá dando caza al grupo, fue una buena secuela y muy interesante, sin llegar a los límites de grandeza de su predecesora, aunque mantenía el buen tono, que se empieza a perder en la tercera, donde buena parte del grupo, acaba en otra cárcel en Panamá, de la que tendrán que volver a escapar. A estas alturas, todo era muy repetitivo y empezaba a cansar, por lo que la cuarta, empieza a tener interés en los capítulos finales, donde comprobamos el desenlace.
Buen acierto a la hora del casting, con un Michael que se hizo un hueco en el mundo televisivo y que interpretaba Wentworth Miller, sorprendente guionista de "Stoker" y Dominic Purcell como el convicto Lincoln Burrows. La historia sentimental, la ponían la célebre Robin Tunney, como la abogada, aunque solo estuvo una temporada, dejando el protagonismo femenino a Sarah Wayne Callies, a la que también se puede ver en "The walking dead", que interpreta a la doctora del penal que se enamora de Michael. Alivios cómico como el Sucre de Amaury Nolasco, un hispano de buen corazón que es el compañero de celda y unos malos magistrales con el sádico asesino T-Bag, encarnado por Robert Kneeper, el ambiguo Alexander Mahone de William Fichtner, del que hablamos hace poco por el estreno de "La partícula de Dios" y el corrupto funcionario de prisiones interpretado por Wade Williams.
Es curioso, que la sociedad vea héroes en los presos y penados y hombres sin honor, "perros del estado" a los guardianes. Siempre que se ha tratado el tema de las cárceles, se ha optado por la teoría buenista, tan en boga en la actualidad, donde el preso es alguien a quien hay que enseñar el camino recto y que no es consciente, por lo visto, de sus actos. Extraña reeducación y reinserción, pero ya sabemos lo que le gusta al estado, hacer las labores de padre y explicarnos lo bueno y lo malo, lo moral y lo pernicioso. Creo, que pocas películas salvan el trabajo en las prisiones, así la que mejor recuerdo es "La milla verde". En "Prison break" no hay ningún verismo, ni falta que hace porque su gloriosa primera temporada la recordaré siempre, ya que me tuvo pegado al sillón en todos sus episodios.

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