martes, 22 de abril de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "MEJOR OTRO DÍA"

Entretenida cinta británica, esta que nos ocupa. El motivo de ir al cine, no ha sido ni el director, ni el reparto y ni siquiera el guionista. No es otro, que el estar basado en una novela de mi admirado Nick Hornby, un escritor del que he leído buena parte de su obra y que es sinónimo de reflexión y diversión a partes iguales. Iremos luego a esto.
El caso es que este "Mejor otro día" es la adaptación al cine de "En picado", cuyo título original es "A long way down", el mismo que el de la película, pero nuestros distribuidores en un nuevo alarde de perspicacia deciden colocarle un nuevo nombre, a ver si así descolocan a los numerosos lectores de Hornby, reduciendo sus opciones comerciales. Pero eso sería una larga historia y no tengo ninguna intención de seguir con este tema.

Hay que decir, que el filme es bastante fiel a la novela, intentando mantener el tono de humor negro, la profunda reflexión sobre el suicidio y el guion se basa en la estructura de que cada capítulo esté narrado desde el punto de vista de uno de los cuatro personajes. Un acierto de su guionista, Jack Thorne, al que no le hace ninguna falta, arriesgar con una confusa sucesión de escenas ininteligibles o saltos temporales y se limita a transcribir, sin alardes, las virtudes del libro, ofreciendo lo que queremos ver los seguidores de Nick Hornby e imagino que para cualquier espectador, pues las dos personas con las que vi "Mejor otro día", desconocían la existencia de Hornby y les gustó el film.
En la dirección del francés Pascal Chaumeil, ocurre lo mismo que en el guión. Sin arriesgar nada y utilizando planos/ contraplano en los diálogos y tiros de cámara muy formales, no resulta cargante y aburrido todo el metraje, supeditándose al referente en el que se basa. A saber, cuatro suicidas que coinciden el día de nochevieja en una azotea, posponiendo el salto hasta el día de San Valentín, donde como es obvio, sus vidas irán mejorando, conociendo sus problemas y sus pensamientos. La idea es la que cuenta, como suele suceder en muchas de las comedias dramáticas realizadas en Gran Bretaña en los últimos veinte años, tal vez desde "Cuatro bodas y un funeral".
El resto de los técnicos, mantienen ese tono de artesanos que inunda su poco más de hora y media de duración, con el montaje del habitual de éxitos del cine británico Chris Gill y el autor del único guión, por cierto, no basado en ninguna novela suya, de Nick Hornby, "An education" o, del que hablé en, "El Gran Hotel Budapest"; Barney Pilling; es decir, grandes técnicos que no arriesgan. ni falta que hace. Ben Davis con la fotografía, es tres cuartos de lo mismo y lo más sorprendente es uno de los mejores compositores de la actualidad como Dario Marianelli, escribiendo su banda sonora menos renovadora, aunque notable, de igual manera, igual que las muchas canciones de su soundtrack.
Los actores cumplen, con un cada vez más envejecido Pierce Brosnan, que por ese motivo dejo de ser James Bond, la excelente Toni Collette y los jóvenes Aaron Paul e Imogen Poots, de moda en la actualidad y que cumplen, a la perfección, llevando a sus personajes por donde se espera.
Un calidoscopio magnífico, el creado por Nick Hornby, del que siempre me han encantado su humor negro, su forma de tratar muchos de los problemas de las personas de nuestro tiempo, de forma positiva y con un enorme talento, ideando historias de adultos que no terminan de madurar nunca, desde aquel hincha del Arsenal llamado Nick Hornby de "Fiebre en las gradas", el mejor libro que he leído sobre fútbol, el eterno adolescente de la tienda de discos de "Alta fidelidad", la médico que no perdona su adulterio y que el marido encuentre un gurú en "Como ser buenos" o el alocado y caprichoso protagonista de "Un gran chico". Personajes con los que me he sentido bastante identificado, pues creo que también tengo mucho de complejo de "Peter Pan" y buena falta de, lo que la sociedad llama, madurez, pues a pesar de que trabajo, tengo una hipoteca, responsabilidades, pago mis impuestos y desde el punto de vista social o penal, mi conducta es intachable, nunca he querido tener hijos, ni siquiera una pareja más o menos estable, no soy demasiado enamoradizo y como confesé en otra ocasión, no arriesgo en mi vida, basándome en el eudemonismo, aunque estoy cambiando estas teorías a pasos agigantados, "Roma no se conquistó en un día" y el riesgo sigue siendo una variable complicada. Casi tanto, como han pensado, los autores de "Mejor otro día".


6 comentarios:

  1. Sí. Esto de los productores/editores con los nombres tiene su miga. A mi me la pegaron con "Un gran chico", obra de la cual tengo una edición exactamente igual pero con el título "Erase una vez un padre".

    ¿Llegaste a ver la versión cinematográfica de "Fever Pitch" de los Farrelly?

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  2. A mí me pasó lo mismo con el complejo de 'Peter Pan'. Se pasa en cuanto te enamoras de verdad y lo pones en una balanza. Ahí está el riesgo. Es como pasar del antiguo sistema geocéntrico al sistema heliocéntrico copernicano.

    Arbalejo

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  3. Chele, no llegué a ver aquella de los Farreli con Drew Barrymore. No me atreví.

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  4. Así que, ¿con el amor se madura? Creo que podría poner muchos reparos al argumento, amigo Arbalejo.

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  5. Exactamente con el amor no, querido amigo. Ya sabemos que el amor es ciego, sordo y gilipollas, jejeje. Me refiero a cuando te enamoras de verdad, con todas sus consecuencias, y éstas implican, per se, querer envejecer con la persona que quieres. Se madura con los hijos.

    Arbalejo

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  6. Pues conozco bastante gente con hijos que no entraría en los cauces sociales de madurez. Lo que tengo claro, será por la falta de hijos, es que yo no he madurado.

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