sábado, 29 de marzo de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "EL GRAN HOTEL BUDAPEST"

Estamos ante la primera gran película, fechada en este  2014, pues, si bien es verdad, que ya hemos hablado, en este año entrante, de alguna que otra, magnífica como "La gran belleza" o "Her", a pesar de ser vistas desde enero, son producciones del 2013.
Y "El Gran Hotel Budapest", es todo un prodigio visual, con un guión, que sin ser nada malo, está supeditado a la barroca imaginería que ha ideado su creador; todo un espectáculo de colores, luces, movimientos de cámara, edición y dirección artística. Sería el ejemplo claro de puesta en escena, que como comenté en alguna otra ocasión, entiendo como el movimiento de personas y objetos a voluntad, en la superficie de la toma, según la definición de mi admirado Andrei Tarkovski.

Y en esto, su director Wes Anderson, es un maestro, con un universo propio y una forma de dirigir soberbia y muy reconocible. Pienso que dentro de esta nueva ola de realizadores particulares y que rompen los convencionalismos de dirección, Anderson estaría "a la cabeza", junto a, tal vez, Joe Wright, otro donde importa más el como contar que el que contar.
Y como dije con anterioridad, no es el que el guión falle o sea flojo, ya que está muy bien medido, es gracioso y divertido, algo fundamental en una comedia y muy bien enlazado. Lo firma el propio Wes Anderson, basándose en relatos del gran Stefan Zweig. El asunto, es que desde el primer momento, se encuentra inmerso en la "mise en scene" que ha preparado Wes Anderson, como director. Planos alambicadísimos, desde todos los "tiros de cámara" imaginables, variando las grúas, travelling, cámaras a mano o planos largos con insertos, planos ínfimos pero siempre buscando la forma de que tengamos los ojos fijos en la pantalla. Algo de locos. Pero más perplejo me deja el montaje. Una edición, donde también varía todo, con saltos en el tiempo, capítulos que separan una narración, supuestamente lineal, montaje de videoclip o mucho más larga, según convenga o lo que me ha dejado más impactado, saltos de eje, sin que importe y, encima, quedando en el resultado final francamente bien. Un delirio. Por cierto, el autor de tan genial repertorio es, el todavía poco conocido, Barney Pilling, del que destacaré su fenomenal trabajo en "An education".
Aunque sorpresiva es la dirección artística de Steve Summersgill y Stephan Gessler, que juntos ya firmaron "El atlas de las nubes", con escenarios en estudio muy impactantes, que recuerdan las añoradas películas de los treinta y cuarenta, tipo "Gran hotel", "Ninotchka" o las realizadas por Max Öphuls, pero cambiando a fondos con telón, tipo ópera y otros prodigios que dejan anonadado al espectador, aunque muy ayudado por el vestuario llamativo y excepcional, a cargo de una de las grandes de este sector, como Milena Canonero y de la fotografía, complicada, luminosa, saturada o ténue y matizada, según convenga del cinematógrafo de confianza de Wes Anderson, Robert D. Yeoman. Todo es tan excepcional, que la banda sonora de, un músico fantastico, Alexandre Desplat pasa incluso algo desapercibida.
Y en el capítulo interpretativo, consigue formar un reparto pleno de estrellas, como hacía muchísimos años que no se veía. Otro guiño al pasado, cuando si se podían formar estos repartos. Con dos protagonistas absolutos como un impresionante Ralph Fiennes y el debutante Tony Revolori y una pléyade de secundarios y muy secundarios, casi cameos con F. Murray Abrahan, Jude Law, Saorsie Ronan, Mathieu Amalric, Adrien Brody, Willen Dafoe, Jeff Goldblum, Edward Norton, Léa Seydoux, Harvey Keitel, Tilda Swinton, Tom Wilkinson o los incondicionales de su cine Owen Wilson y Bill Murray.
Creo que con "El Gran Hotel Budapest" ha mejorado filmes tan interesantes como "Los Tenenbaums", "Life aquatic" o "Fantástico Sr. Fox", basándose en una premisa, que en los tiempos actuales es casi un disparate. la forma importa más que el fondo. Siempre he pensado que el cine se basa en la imagen en movimiento y que no hay historia buena o mala sino bien o mal contada. Con "El Gran Hotel Budapest", veo que Wes Anderson me da la razón y se ha ganado que no me pierda ninguna de sus películas. Se lo ha ganado ofreciendo el mucho talento que atesora.




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