lunes, 17 de febrero de 2014


CONSIDERACIONES SOBRE "NYMPHOMANIAC (VOLUMEN 1)"

El siempre polémico Lars Von Trier, vuelve "a la carga" con este díptico sobre la sexualidad en su modo más radical, aunque por su duración ha sido separada en dos capítulos. Así que no hay nada mejor que analizarlos por separado.
Y este primero es todo un descubrimiento. Su forma de narrar no gustará nada a sus detractores, pues está rodada sin un envoltorio bello. La gama de colores son demasiado gélidos y grises, el blanco y negro de las escenas del hospital muy aséptico e incluso la escena de lluvia del inicio, a pesar de utilizar una cámara super lenta muy vistosa, de esas que se usan en los resúmenes de algunos partidos de fútbol, no es para nada la estética del comienzo de "Anticristo" o "Melancolía".

De hecho, esta primera parte de "Nymphomaniac", me recuerda más a "El elemento del crimen" o "Dogville" que a sus últimos ejercicios estilísticos. Eso sí, a pesar de sus extravagancias, algunas muy difíciles de defender, por ejemplo comenzar la historia con un fundido en negro de unos treinta segundos solo con el acompañamiento de sonido, supera en esto la entrada de "Bailar en la oscuridad", a modo de preludio musical, no es para nada aburrida y sus más de dos horas se pasan "volando", gracias a un ritmo diferente y muy variado.
Siempre me ha gustado de Von Trier, lo muchísimo que cuida el plano y como administra los distintos recursos que le ofrece el cine, incluso rompiendo todos los tabúes con saltos de eje y otras frivolidades del mismo tenor. En algunas de las conversaciones de Stellan Skargaard con Charlotte Gainsborough se utiliza la técnica de "jump cut" cuando lo desea o el salto de eje, directamente. El montaje es sobresaliente, con un dominio de diferentes técnicas digno de consideración, a cargo de su habitual Molly Marlene Stensgaard, lleva trabajando con él desde "Los idiotas", y el nuevo Morten Hojberg. Pantallas partidas, letras sobre la escena y otras lindeces adornan este trabajo.
Los actores bien, con una Carlotte Gainsborough y un Stellan Skarsgaard, que se prodiga bastante en los últimos tiempos, encabezando una conversación a modo de cuento, sesión de terapia o historia malsana tipo Marques de Sade, que cada uno elija lo que le apetezca, para narrar la infancia, adolescencia y primera madurez de una ninfómana interpretada por una debutante Stacy Martin, a la que se le augura un futuro prometedor, pues defiende de forma admirable su controvertido personaje. Entre los secundarios destaca una excepcional Uma Thurman y Hugo Speer, que además tienen la mejor secuencia de la película. De los cinco capítulos en los que se divide este primer volumen, el del Sr. y la Sra. H es sublime. Los que no están tan bien y resultan más antipáticos son Christian Slater, de imposible padre y Shia LaBeouf que no se por qué, pero me resulta muy irritante. No le soporto.
Fotografía rara de Manuel Alberto Claro, que debutó con Von Trier en "Melancolía", consigue ese ambiente entre la realidad y la ficción, entre lo sórdido y la virtud, la moralidad y el pecado. Muy en la onda del director danes.
En lo que si me ha ganado Von Trier es en la banda sonora, con un gusto muy parecido al mío, eclectica a más no poder, elegiendo para los diferentes pasajes desde mis admirados Rammstein a la jazz suite de Shostakovich, la que sonaba en "Eyes wide shut" de Kubrick y el preludio coral en fa menor de Bach, como en el "Solaris" de Andrei Tarkovski, director referente en Lars Von Trier y que a mi me ha maravillado siempre.
De hecho, he visto los siete filmes de Tarkovski varias veces, es mi realizador favorito y el que más se ha acercado a unir el cine con la filosofía. Sus ideas sobre la puesta en escena son las que más se acercan a lo que yo entiendo por relación entre la cámara y los objetos y personajes. es imprescindible para cualquier cinéfilo leer su "Esculpir en el tiempo". Desde que vi "Solaris" y "Sacrificio" hace más de veinte años, siempre Tarkovski ha sido mi referente y algunos días "Stalker" o "Nostalgia" se convierten en mi película favorita de todos los tiempos y siempre habrá alguna entre mis diez preferidas. Por ello, y a pesar de su pretenciosidad y exceso, Lars Von Trier, siempre tendrá mi respeto. En la segunda parte contaré una anécdota viendo "Europa" con un amigo, una de las experiencias fílmicas más absolutas que he vivido.

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