miércoles, 18 de diciembre de 2013


CONSIDERACIONES SOBRE "MACCHIAOLI: FUNDACIÓN MAPFRE"

Hasta hoy no había tenido la oportunidad de hablar de uno de los temas que más han interesado toda mi vida. Esos temas no son otros que los pictóricos. Así que aprovechando una visita a la capital de España pasé por la Fundación Mapfre a ver esta exposición que se podrá ver hasta el día de Reyes del 2014.


Y es que este movimiento florentino de mediados del siglo XIX ha tenido mucha importancia en el cine de Lucchino Visconti, y por lo tanto no es de extrañar que en una de las salas se emitan imágenes de "Senso" y de "El Gatopardo", los dos filmes ambientados en el "Risorgimento" italiano y  en la que los "macchiaoli" contribuyeron con una mirada plástica y muy desencantada frente a la retórica belicista.
Un nombre de connotaciones peyorativas, ya que su nombre de "manchistas" (macchiaoli en italiano) es una descalificación por la esencialidad de sus obras y los contrastes lumínicos captados mediante la yuxtaposición de manchas de color, según leo en el folleto que regalan al entrar en la muestra.
Nombres menos conocidos como los de Giovanni Fattori, Silvestro Lega, Telemaco Signorini, Giuseppe Abbati, Giovanni Boldini o Cristiano Banti demuestran el por qué se adelantaron a los célebres impresionistas franceses en su pintura. Así el subtítulo de Realismo Impresionista en Italia que lleva la muestra.

También en otra sala podemos observar una pequeña colección de cuadros de Mariano Fortuny, precursor de Sorolla, en la que siguió la corriente de los "macchiaoli".

Como se ve, es una interesante exposición llena de cuadros de distintos formatos y gratuita como todas las de este lugar del Paseo de Recoletos. Algo que se está perdiendo, pues los precios por ver museos se está empezando a convertir en un "producto de lujo" en casi todo el mundo, ahí Londres es la gran excepción y a base de visitar bastantes pinacotecas en ciudades europeas y americanas, compruebo con desagrado como la base de los museos suelen ser grupos organizados que ven el cuadro, escuchan anécdotas sin interés y toman la foto que puedan mostrar a sus conocidos cuando regresen a sus hogares. El arte se convierte en otro producto económico, en el que se pierde el factor cultural para predominar el negocio. Lo cual no me parece mal desde el punto de vista empresarial, en el que el Estado intenta introducirnos en el mundo artístico, para convertirnos en consumidores culturales de algo que ya estamos pagando con nuestros impuestos. Todavía recuerdo con cariño cuando se podía entrar de forma gratuita en los museos nacionales, antes de la entrada de España en la Unión Europea y que "se perdió como lagrimas en la lluvia" como diría el replicante de Blade Runner.
Y es que parece ser que es importante sentirse culto y exquisito en este tipo de manifestaciones y así podremos sentirnos superiores a nuestros vecinos. Cosas del "estado del bienestar", pues no es complicado encontrar mucha gente que presume de conocer el Louvre, el Hermitage, la "Academia" florentina o los museos vaticanos y que, a saber con que excusa, nunca ha visitado ningún museo de su ciudad. Lo peor, es comprobar como se ríen de la "incultura" de sus conocidos por no tener esas inquietudes que les concede ese argumento de autoridad.
Seguiré yendo a todas la muestras, museos y exposiciones que pueda pues es algo que me hace disfrutar, como la literatura, el cine , el teatro, una buena conversación o la gastronomía. Y para mi eso es lo más importante; la conquista del placer y eso no se puede utilizar como arma arrojadiza ante nadie. Es un deleite individual, no colectivo.

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