lunes, 23 de diciembre de 2013


CONSIDERACIONES SOBRE "EL SURREALISMO ANTES DEL SURREALISMO (FUNDACIÓN JUAN MARCH)"

Uno de los lugares más emblemáticos de Madrid para ver exposiciones temporales está en la calle Castelló. Se trata de la Fundación Juan March, un edificio donde he pasado buena parte de mi vida descubriendo mucha pintura y música entre sus paredes. Esta compleja exposición sobre el surrealismo antes del surrealismo ha sido otro gran ejemplo.


Muy ambiciosa, ya que intenta mantener el espíritu de aquella primera muestra hace más de 75 años que elaboró Alfred H. Barr, director del MOMA de Nueva York, en la que unía a artistas contemporáneos con clásicos como El Bosco, Goya, Arcimboldo o Piranesi.
Dividida en once capítulos: el ojo interior, espacios mágicos, perspectivas cambiantes, figuras compuestas, el ser humano construido, el (des)orden de las cosas, el capriccio, metamorfosis de la naturaleza, fantasmagorías, la sombras de las sombras y sueños diurnos- pensamientos nocturnos, me ha sorprendido por la ausencia de óleos (tan solo uno) pero la gran calidad de los dibujos y fotografías, pues cohabitan desde Salvador Dalí, Francisco de Goya, Alberto Durero, Man Ray, Giovanni Batista Piranesi, Paul Klee o Hans Baldung Grien.
Otro de los grandes aciertos es la decoración, pues entramos desde un telón negro, como si de teatro se tratase y el techo se encuentra repleto de hamacas negras en la tradición de los surrealistas.
Al ir con tiempo, pude saborearla en una de las visitas guiadas que nos ofrece de forma gratuita la Juan March y tengo que decir que lo agradecí, pues es complicada de entender sino se tienen unas nociones bastante claras de que han querido representar con cada apartado. Las explicaciones de "nuestra guía" fueron de una sabiduría abrumadora y así el pequeño grupo de unas veinte personas pudimos disfrutar mucho más del muy interesante legado que teníamos delante. No conozco muchos lugares donde estas visitas guiadas sean también gratuitas.
Y esta gratuidad es una de las causas por las que la Fundación Juan March se ha convertido en emblemática, como citaba en la presentación, ya que allí vi por primera vez a Marc Chagall, Roy Lichtenstein o Georgia O´Keefe, además de maravillarme ante Caspar David Friedrich, Piotr Mondrian o algún impresionista. Muchas horas de aprendizaje y de recuerdos desde mi cada vez más lejana adolescencia.
Y si la pintura ha sido importante en mi vida, no puedo olvidar los muchos conciertos que he escuchado en otro de los "platos fuertes" de la Juan March. No puedo olvidar las nueve sinfonías de Beethoven a piano que programaron hace muchísimos años.
Y es que muchos de los mejores recuerdos de mi vida están allí. Se convierte en parte de mi educación sentimental, como he escrito en algún otro lugar de esta bitácora. Aquí he descubierto a muchos autores, he disfrutado, he quedado con amigos, con algún antiguo amor o un extraño "ligue". La última vez esperaba a alguien, no a Godot, para ir al teatro. Los tiempos cambian aunque no tanto como pensamos.

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