martes, 17 de diciembre de 2013


CONSIDERACIONES SOBRE "EL HOBBIT: LA DESOLACIÓN DE SMAUG"

Pues nos toca hablar del "taquillazo" de las navidades y más que posible, de toda la temporada, que no es otro que la continuación de "El Hobbit", del que ya hablamos aquí en su momento. Épica y espectáculo al servicio de vender un producto bien elaborado.

Y es que una vez visto, la única razón por la que el cuento se convierte en trilogía es la económica. Y a la luz de los resultados, su propuesta es un éxito arrollador. Nadie puede decir que la película es mala ni nada parecido. Peter Jackson posee un talento descomunal y maneja la cámara con una destreza y soltura que apabulla. El ritmo es muy bueno y no aburre es su más de dos horas y media y en sus aspectos técnicos, y como no podía ser de otra manera en una superproducción de esta envergadura, está a gran altura. Aún así, salí del cine con la sensación de engaño y de falsedad.
La razón: pienso que muchas de las escenas están alargadas y han incluido más personajes solo por el hecho de arrasar en taquilla con las tres partes. Hay una sensación de "refrito" en algunas de las nuevas caracterizaciones. ¿O acaso la Tauriel de Evangeline Lily, la Kate Austen de "Perdidos", no es un remedo de Arwen y el Bardo de Luke Evans, un Aragorn "marca blanca?
A la megalomanía de Jackson, hay que sumar la de Guillermo Del Toro, que firma el guión junto a Jackson y sus habituales Fran Walsh y Philippa Boyens. El resto del equipo es el fiel a su director, comandados por el músico Howard Shore.
La diferencia entre esta continuación y la primera parte es el uso de la luz, mientras que la primera mantenía el "tono" de cuento y por lo tanto era más luminosa, esta "Desolación de Smaug" intenta llevar el tono épico de "El señor de los anillos" y la oscuridad llena la pantalla, con muchas sombras, claroscuros e interiores y paisajes sin luz. Y como comentaba antes, funciona como espectáculo hasta un final que nos deja "con la miel en los labios" y que obliga a comprar la entrada en la tercera parte y cierre.
Lo que si me ha dejado perplejo es ver como el protagonista principal y absoluto de la novela; Bilbo Bolsom, se convierte en un secundario en más de un momento y la muy poca información que se nos brinda sobre los enanos. En especial hay un romance "velado" entre uno de ellos y la elfo Tauriel, que caso de fraguar puede ser demasiado arriesgado y una de las historias más bizarras que uno pueda imaginar en un filme de gran presupuesto, pero a saber que contempla la "perturbada" mente de Peter Jackson.

Sobre los actores solo hay que decir que bien todos, comenzando por los ya conocidos Gandalf de Ian Mc Kellen, Legolas de Orlando Bloom o Bilbo de Martin Freeman, Evangeline Lilly, Luke Evans, toda la compañía de enanos, Ryan Gage o Stephen Fry y la gran sorpresa para quien la vea en su versión original, el Smaug de Benedict Cumberbatch, otro de esos grandes actores ingleses, del que comenté su valía, a raíz del estreno de "Star Trek: en la oscuridad".
Interesante, divertida y con gran ritmo pero se nota en demasía el hecho de estar alargada para conseguir un rédito monetario, aún sacrificando la narración original, de la que no me cabe duda es gran seguidor Peter Jackson. Seguro que bastante más que yo, que aunque he leído los libros y no tenga nada contra la literatura o el cine de fantasía, siempre me he declarado un enamorado de la ciencia ficción y el terror. Ahí si soy un enorme "friki", cosa que antes no podía decir y que ahora gracias a series de televisión y a un cierto cambio social, está hasta bien visto y de "moda". Ya no sucede nada por admirar a Lucio Fulci o Dario Argento. Las cosas cambian.

No hay comentarios:

Publicar un comentario