viernes, 12 de julio de 2013


CONSIDERACIONES SOBRE "STAR TREK: EN LA OSCURIDAD"

No soy un "trekkie" furibundo, ni nada parecido, pero como ya expliqué con anterioridad, soy un enorme seguidor del cine de ciencia ficción. Y además a esto se suma mi absoluta devoción a JJ Abrams, uno de esos tipos que solo con su nombre, aunque sea en la producción, consiguen que me desplace al cine. Así que tras las muy buenas sensaciones que me dejó la primera parte de esta serie de nuevas aventuras de la nave "Enterprise", esperaba bastante de esta segunda entrega y el resultado me ha satisfecho enormemente.La serie de televisión y los antiguos filmes de "Star Trek" siempre han tenido una virtud esencial, por lo menos para mi; son muy divertidos, espectáculo puro y evasión sin límites. A pesar de su "jerga" pseudocientífica, sus discutibles uniformes y sus inverosímiles tramas, lo he pasado en grande con sus personajes y sus guiones. Y cuando veo al capitán Kirk, al señor Spock, al doctor Mc Coy o a Sulu, Uhura o Scottie, acabo con una enorme sonrisa en mi rostro. Personajes entrañables y familiares.


Esta que nos ocupa, se convierte en una predecesora de la segunda parte de la original; "La ira de Khan" y consigue que durante más de dos horas, uno acabe pegado a la butaca, disfrutando como un niño de conflictos morales muy serios, un sentido de la amistad y la camaradería, no exento de responsabilidad y disciplina y toneladas de escapismo y diversión.
Pero es que encima, está muy bien dirigida y aquí el sentido del espectáculo de JJ Abrams destaca sobremanera. Desde su impresionante prólogo, un arranque demoledor que nos introduce de forma extraordinaria en la historia, un desarrollo plagado de referencias y guiños a sus predecesoras y un sentido de la acción y el humor muy destacables.
Al no tener que presentar a los personajes, todo ese tiempo lo emplea Abrams en idear secuencias muy bien desarrolladas y que aportan mucho a la historia, como sucedía en las temporadas intermedias de "Perdidos" o "Misión imposible III". Además se vuelve a rodear de un equipo de técnicos sobresaliente; comenzando por su músico de cabecera, Michael Giacchino, que realiza otra banda sonora impecable, hasta llegar a la estupenda fotografía de Dan Mindel, pasando por los magníficos efectos visuales y de sonido, que ayudan al desarrollo argumental, sin ser los únicos y absolutos protagonistas. Los actores cumplen todos, destacando a Zachary Quinto como Spock y a un impresionante malvado como es Benedict Cumberbatch, al que ya vislumbrábamos su talento en la serie "Sherlock".
Ójala todo el cine de entretenimiento fuese así y pudiésemos navegar sin problemas, por ese territorio cómodo y conocido, como es la nostalgia. Un lugar donde siempre me he encontrado a gusto, pues con los años uno descubre con agrado, que una de las cosas que más me motivan es quedar con los viejos amigos, para comer, beber y charlar, sobre todo del pasado, de experiencias vividas, que no siempre han sido buenas, y de tiempos menos responsables y con ese genio engañador que es la memoria disfrazando, camuflando o idealizando el pasado. A todo esto me lleva este "Star Trek: en la oscuridad", como me sucede con sus predecesoras. Y eso es bueno. Muy bueno.


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