jueves, 14 de febrero de 2013



CONSIDERACIONES SOBRE LA "CIUDAD DE BUDAPEST"

Otro de esos lugares donde uno acaba sintiéndose muy cómodo. La capital de Hungría ofrece múltiples atractivos para disfrutar entre sus calles y avenidas de unos días espléndidos. Una visita turística muy apetecible, aunque casi sufrimos el timo más delirante jamás utilizado. Un ataque al ego masculino.
Mi primera toma de contacto con la ciudad fue sin embargo muy extraña, ya que andando con un amigo por la muy comercial calle Vaci, nos intentaron timar de una forma bastante peculiar. Consistía en lo siguiente: Reconociéndonos como turistas recién llegados, unas jóvenes haciéndose pasar por viajeras eslovacas nos preguntaban por una dirección, que obviamente no conocíamos. Consultábamos el mapa y entablamos conversación. Las chicas te invitan a ir con ellas a un local y ahí descubrimos el engaño y desistimos en su oferta. Otros menos afortunados nos contaron su experiencia.
Vas con ellas pensando en una segura conquista, bebes en el lugar con ellas, bailas y cuando todo parece indicar el paso siguiente, llega una cuenta estratosférica y perplejo se descubre como ellas están compinchadas con el camarero y que en caso de querer acostarte con ellas deberás abonar una tarifa, por lo que la conquista se convierte en prostitución.
A pesar de ese curioso incidente, pasear por la Avenida Andrassy, beber por la zona de Oktogon y llegar a la Plaza de los Héroes y probar ese maravilloso balneario de Szécheny es toda una experiencia. Me encantó probar sus aguas y sus termas, piscinas y saunas. Gran cosa antes de sumergirse en jarras de medio litro de cerveza, a menos de un euro al cambio entre las divertidas y porque no decirlo, muy guapas budapetenses.
El magnífico parlamento a orillas del Danubio es otra visita obligada y es que su belleza solo puede ser mitigada descansando en ese excepcional parque que es Isla Margarita o comiendo un delicioso goulash en el muy bonito y típico Mercado central, seguimos comportándonos como lo que somos, turistas, para pasear por la calle Vaci y terminar en la parte judía con su esplendorosa sinagoga y el peso de la historia. No en vano, Theodor Hezl, padre del sionismo nació aquí. Pues todo esto es en Pest, así que cruzamos el famoso puente de las cadenas, tomamos el funicular y paseamos por el Castillo de buda, sus laberínticas calles hasta llegar al baluarte de los pescadores, donde podremos observar una de las más bonitas vistas de la Ciudad.
Merece o no merece la pena el pequeño viaje, a pesar del intento de timo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario