domingo, 27 de enero de 2013




CONSIDERACIONES SOBRE "UN TROZO INVISIBLE DE ESTE MUNDO"

Hoy toca hablar de ese tipo de teatro llamado "comprometido", término que de entrada da mucho miedo por la fuerte carga ideológica que suele llevar y que en "Un trozo invisible de este mundo" no es excepción.
La obra la escribe Juan Diego Botto que también la protagoniza junto a Astrid Jones y la dirige Sergio Peris Mencheta, al que no le importa compaginar la dirección teatral con su carrera como actor. Los sentimientos tras asistir a la representación y como escribiré a continuación son contrapuestos.




La obra, por un lado, tiene una dramaturgía bastante acertada y a pesar de ser cinco monólogos o soliloquios en una hora y cuarenta minutos, no se hace en absoluto pesada y poseé en más de un momento una intensidad tremenda, lo cual es un punto a su favor. también hay que decir que está muy bien interpretada por un magnífico Juan Diego Botto y una sublime Astrid Jones, actriz que tuve la suerte de verla en el "Razas" de David Mamet y que aquí simplemente "lo borda". Una cantidad de recursos colosales que consigue emocionarnos y sufrir con la triste historia de su personaje.
Por el otro lado, falla en su texto en los dos últimos episodios. Comienza con el primero llamado "Arquímedes" donde Botto se transforma en un policía de inmigración e interaccionando con el público, explica el por qué no deben entrar "sin papeles" en España. Muy simpático y logra dejar claro su postura a favor de la regularización de todo extranjero sin regularizar.
La siguiente pieza se titula "Locutorio" y es, sin duda, la más divertida de la obra. Aquí Botto interpreta un inmigrante argentino que llama a su pequeño pueblo, para hablar con su mujer, creando una serie de situaciones desternillantes y de paso, explicando su dura vida en Madrid. No inventa nada nuevo y uno tiene la sensación de que ya lo ha visto, pero todo encaja de forma perfecta y el aplauso es atronador.
Continúa "Un trozo invisible de este mundo" con "Carta al hijo", una durísima historia sobre una congoleña con buenas intenciones y ganas de trabajar que cae en desgracia y acaba siendo engañada, estafada, detenida, encarcelada y muriendo por el mero hecho de ser ilegal. Astrid Jones, como comenté antes está pletórica y esta moderna sufridora, al estilo de la Justine del Marqués de Sade o la Oharu de Mizoguchi, es un papel por el que tendremos que tenerla muy en cuenta en futuras citas teatrales.
Y hasta aquí lo bueno porque "Turquito" trata sobre un detenido por el gobierno de la Junta Militar Argentina y que mediante todos los tópicos intenta crearnos desazón y así empalma con "El privilegio de ser perro" donde el sobrino del represaliado, acaba exiliándose en España para explicarnos que no se puede olvidar el pasado y debe encontrar el lugar donde esté enterrado su tio. Inmediatamente, se nota que está hablando también de las víctimas del franquismo y de la controvertida "Ley de Memoria Histórica". De forma obvia, las referencias culturales válidas, son Lenin, Mao y personas semejantes, ya que los represaliados únicamente son de izquierda. de hecho, hay un momento que Botto pregunta al público quien es el mayor asesino del siglo XX. la respuesta es Hitler, aunque con diferencia en Europa es Stalin y en el mundo Mao, pero, claro, esto no vende.
Para finalizar y ante la ovación final, salen otra vez al escenario y se autodeclaran cultura y que el gobierno no les favorece, ante mi perplejidad. No daba crédito.
Bien , obra interesante, demagógica, bien interpretada y maniquea en grado sumo, que me lleva a plantear cuándo demonios el franquismo no sea rentable, para que nuestros cómicos dejen de tratarlo como tema recurrente. Entre eso y que no entenderé por qué los frecuentes ataques de tos, finalizan con los aplausos, como decía al principio, tengo sentimientos encontrados



1 comentario:

  1. Hola, la actriz de "Razas" es Montse Pla, no Astrid Jones.
    Saludos:-)

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